Parece no haberse entendido aún que el DERECHO PENAL es el derecho a la defensa que tiene cualquier ciudadano, por muy grave que nos parezca el delito que haya cometido, es un derecho constitucional, fundamental y humano. Y el profesional que apoya en ese derecho es el ABOGADO.
El abogado que defiende a un ACUSADO tiene la misma relevancia en el sistema de garantías que el Fiscal que acusa y el Juez que decide. Todos ellos forman parte de la dialéctica imprescindible del sistema penal de garantías, que parece no haberse entendido aún en pleno siglo XXI.
Últimamente, cuando estalla un CASO MEDIÁTICO PENAL, normalmente de un delito considerado como grave (no solo en el Código Penal, sino socialmente), los ABOGADOS que representan dichos casos tienen que aguantar ataques e insultos contra su profesión.
Todos estos ataques se realizan no solo desde la ciudadanía, sino también desde la versión más “amarillista” del periodismo. Son muchos los casos recientes en los que cuando un abogado defiende a un ACUSADO, le hacen una “ficha técnica” intentando menospreciar personalmente y profesionalmente al abogado, creyendo que así defienden más a la víctima.
El ABOGADO tan sólo está realizando su labor y ya será la JUSTICIA la que se encargue de dictaminar las consecuencias penales que ello conlleva.
Muchos ciudadanos aún no han entendido uno de los derechos humanos más sagrados: ¡TODO SER HUMANO TIENE DERECHO A UNA DEFENSA DIGNA!